SABORES DEL PARTO Y EL POSTPARTO: RECUERDOS QUE NUTREN EL ALMA.

enero 23, 2025

Como comadrona, cada nacimiento es un viaje inolvidable que deja huellas profundas en mi memoria y en mi corazón. Pero hay algo más que queda conmigo después de cada parto: los sabores.


La pausa del estómago durante el parto.


Es curioso cómo, durante el parto, el estómago parece cerrarse. Pero no sólo el de la mujer que pare, sino el de las comadronas presentes también. Esa es mi sensación y la de la mayoría de las compañeras con las que he hablado sobre el tema.


Quizá sea porque toda nuestra energía y atención se concentran en estar presentes, en sintonía con el proceso físico y emocional que está viviendo la madre. Con todos los sentidos despiertos sobre todo y especialmente el sexto sentido: la intuición.


Pero cuando el bebé nace y llega la calma, los sabores del postparto se convierten en una forma de celebración, de cuidado mutuo y compartimos en muchas ocasiones, lo que haya elegido la madre para su recuperación tras el parto dependiendo de su cultura o país.


Dos sabores inolvidables:

Brasil


Esta semana sumé dos sabores nuevos a mi lista de recuerdos: la sopa de canja de Brasil y los “ratoncitos” de Holanda (beschuit met muisjes).

La sopa de canja (sopa de pollo con arroz) elegida por una hermosa y armoniosa mamá brasileña estaba deliciosa, nos supo a gloria para recuperarnos energéticamente de su parto super rápido y sobre todo de su alumbramiento (nacimiento de la placenta) no tan rápido, que nos mantuvo en vilo, pues hasta que no nace la compañera del bebé no ha terminado el parto.

Sopa de gallina y verduras hemos probado en muchos partos, pues es una receta para la recuperación, muy extendida y presente en muchas culturas por su alto contenido en colágeno, que aporta energía además de hidratación, algo fundamental tras el trabajo intenso de parto.

Holanda

Por otro lado, en una visita postparto, probé los “ratoncitos” holandeses, una tradición dulce que se comparte para celebrar el nacimiento de un bebé. Son pequeños panecillos cubiertos de anises dulces que siempre recordaré por el sabor especiado y la energía de esa preciosa familia.

Me contaron que era una tradición antigua, que los familiares llevaban a la madre tras el nacimiento pues entonces atribuían a los anises varias propiedades: aumento en la producción de leche, ayuda con la contracción del útero además de espantar a los malos espíritus.

También traían botellitas de cuello estrecho rellenas de anises para regalar a otros niños de la familia como obsequio que supuestamente traía el bebé recién nacido y los niños tenían que intentar sacar los anises, así se simbolizaba la manera en la que el bebé nacía

Un mapa de sabores y emociones.


A lo largo de los años, estos momentos culinarios se han convertido en un mapa de sabores que me conecta con las familias y sus historias. Cada plato, cada bocado, es un recuerdo vívido que habla de amor, gratitud y conexiones profundas.


El viaje por este mapa de sabores comienza con los deliciosos pasteles saludables de chocolate de Sa Gulita, que compartimos durante una dilatación con toda la familia. Aquellos pasteles nos llenaron de energía y nos ayudaron a seguir adelante, marcando el inicio de una historia llena de dulzura y fortaleza.


Luego está el ghee, un regalo que siempre evocará el amor con que una madre lo preparó durante la dilatación. En pequeños tarritos que nos entregó después, se leía la frase “hecho con amor”. Y vaya que lo estaba: ese ghee estaba cargado de oxitocina, de energía pura y de un cuidado que solo una madre puede ofrecer.


Otro hito en este mapa es el curry vegano espectacular que un papá cocinó tras un parto sanador. Ese plato no solo llenó nuestros estómagos, sino también nuestros corazones, simbolizando un antes y un después para toda la familia.


No puedo olvidar las patatas a la riojana que un padre cocinó con esmero para celebrar la llegada de su bebé. Acompañadas de un buen vino de la región, ese plato tradicional español se convirtió en una celebración de vida y tradición.


Uno de los sabores que más se ha quedado grabado en mi memoria es el de la entraña, que una hermosa familia nos ofreció en dos ocasiones tras sus partos en casa. Yo, que nunca fui amante de la carne, me convertí en carnívora por un día gracias al poder de un argentino, una buena pieza de carne y un fuego lento. Esa combinación logró conquistarme por completo. ¿Y sabéis qué? Espero con ilusión que decidan ir a por el tercer bebé, ¡será un placer repetir la experiencia!


Y luego está el humilde pero imprescindible agua con sal y limón, que ofrecemos a las madres para hidratarse durante el parto. El aroma fresco de los limones queda impregnado en esos momentos de concentración y esfuerzo, acompañándonos con su simplicidad y frescura.


Sabores que nutren más allá del cuerpo


Cada uno de estos sabores cuenta una historia. Son más que comida; son simbolismos de amor, de cuidado, de agradecimiento y conexión.
Como comadrona, me siento honrada de formar parte de estas tradiciones y de nutrirme, no solo físicamente, sino también espiritualmente, de estos regalos que las familias comparten conmigo.


Y tú, ¿Qué comiste o te gustaría comer tras el parto? Nos encantará leerte.